El sitio web que requería Yesenia era una tienda virtual, pero además de esto, lo que ella quería era más parecido a un videojuego 3D. La idea es que la página abriría la fachada de un castillo medieval, y al darle clic a las puertas, el usuario entraría en el castillo y cada parte del mismo sería una sección diferente, con elementos animados interactivos donde el usuario podría comprar patrones de tejido.
Patrón de tejido |
Un sitio así se pudo cotizar arriba de $50 mil dólares o tal vez más. Para ahorrar me imagino que decidió contratar a alguien en México y dió conmigo. Como yo trabajaba en casa no tenía muchos gastos de renta de oficina o empleados, y como ya tenía experiencia en diseño 3D y muchas herramientas que me facilitarían el trabajo vendí el proyecto en $1,500 dólares.
Ejemplo de Castillo en 3D (no es el del proyecto) |
Me dio un anticipo y empezamos a trabajar, típico, la expectativa y las ganas empiezan al 100%, pero algo pasa durante el transcurso que tal vez es por la misma inseguridad del cliente, que están apostando a un negocio, está haciendo una inversión, tal vez miedo al fracaso, que empieza a denotar una exagerada perfección en detalles, y no estoy en contra de eso. El problema es cuando hay INDECISIÓN sobre lo que se quiere. Muy parecido me sucedió hace unos meses con otro caso que podrán conocer aquí
Se trabajaron muchas horas durante varios meses, cuando pasó lo que tiene que pasar con estos clientes inseguros: Deciden cancelar, diciendo que el proyecto no queda como ellos quieren por culpa del diseñador web y exigen devolución del dinero. Obviamente no se le devolvió y decidió quejarse en este sitio americano llamado Ripoff Report, adjunto liga aquí
Es gracioso como pasé tantos años sin poder identificar este tipo de clientes problemáticos. La realidad es que como a muchos colegas en este mercado del diseño de páginas web que tanto ha cambiado y crecido, nos hemos visto avariciosos por tener más y más trabajo sin cuidarnos de para quien trabajamos. Lo bueno es que lo aprendí a tiempo. Estoy joven y gracias a Dios aún tengo muchos clientes que me halagan con su preferencia. Gracias a ellos podemos estar aquí dando el mejor servicio 24/7/365 sin tener que aspirar a ser un gran corporativo ya que esta metodología de "entre más, mejor" no funciona cuando de soporte técnico y servicio a clientes se trata.